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Fantasía y Realidad en el Quijote: la vida de un loco y un ignorante

  • Foto del escritor: Juan Manuel Gómez García
    Juan Manuel Gómez García
  • 8 mar 2020
  • 7 Min. de lectura

En el episodio de Andrés y en el de su reaparición ¿Cómo interviene la tensión entre aventura y providencia?


El esclavo mismo puede ser interiormente libre, pero sólo con respecto a ciertas cosas, y no a todas; como esclavo no es libre frente al látigo, los caprichos imperiosos del amo, etcétera. ¡La libertad no existe más que en el reino de los sueños!

(Stirner)





A menudo en la rutina diaria podemos encontrar a personas que enaltecen a la locura y a la ignorancia. Dicen de la locura que, por ser ellos locos, viven de manera distinta y emocionante, son emprendedores que se arriesgan a innovar y por eso, se dan licencias patéticas para actuar ridículamente con tal de ser “únicos, diferentes y alternativos”; otros dicen que es mejor no pensar para no angustiarse, que la gente humilde y sencilla vive mejor, que mal o bien las cosas van a pasar y no hay forma de cambiar eso, es decir, en palabras que la gente no le gusta usar, afirman que ser unos ignorantes los hace vivir mejor que una persona inteligente.


La gente habla por hablar cuando en realidad desconocen las definiciones de los términos y los problemas que traen con ellos. En este breve texto daré unas definiciones provisionales de locura e ignorancia, aventura y providencia, fantasía y realidad para preguntar ¿cómo interviene la tensión entre estos conceptos en el episodio de Andrés en el Quijote?, que servirá para pensar en todo el libro, en la literatura, en los sistemas de ideas de cada quien y en la única realidad en la que todos vivimos.


Tras ordenarse caballero, Don Quijote escuchó unos gritos en un bosque por el que pasaba y, por su obligación de caballero, acudió al lugar de donde salían los gritos, allí encontró a Andrés, un muchacho de unos quince años atado a una encina con el torso desnudo siendo azotado por un villano, su amo, con las riendas de su yegua. Don Quijote le preguntó por qué le azotaba y el villano le respondió que el muchacho era su criado y que había perdido muchas ovejas de su rebaño, sin embargo Andrés, el muchacho, le dijo a Quijote “Señor, no me azota sino porque le pido mi salario”. El amo dio muchas excusas y disculpas que no fueron aceptadas por Don Quijote, que procedió a hacer desatar al muchacho y a tomar el juramento del villano de que le iba a pagar real sobre real y aún más de lo que le debía en pago a los azotes, tras esto Quijote se fue.


Cuando Quijote se fue, el amo le dijo “Venid acá, hijo mío, que os quiero pagar lo que os debo, como aquel desfacedor de agravios me dejó mandado…por lo mucho que os quiero, quiero acrecentar la deuda, para acrecentar la paga” (Cervantes Saavedra), volvió a atar a Andrés a la encina y por cada nuevo azote injuriaba a Don Quijote, hasta que dejó al muchacho medio muerto e internado en un Hospital.


Pasado mucho tiempo, Andrés volvió a encontrarse con Don Quijote y abrazando sus piernas y llorando, le contó lo que sucedió cuando él se fue del bosque y le culpó de la tortura que le hizo su amo; así, Don Quijote iba a honrar su juramento a Andrés pero Dorotea se lo negó por el Don que él le prometió a ella, Quijote le pidió paciencia a Andrés y él se enojó, diciéndole:


Por amor de Dios, señor caballero andante, que si otra vez me encontrare, aunque vea que me hacen pedazos, no me socorra ni ayude, sino déjeme con mi desgracia, que no será tanta, que no sea mayor la que me vendría de su ayuda de vuestra merced, a quien Dios maldiga, y a todos cuantos caballeros andantes han nacido en el mundo (Cervantes Saavedra).


Y Andrés salió corriendo…


Pensar que un suceso como este puede llamársele anacrónico si se le trae a una época distinta a la suya es ser un ignorante (pronto diré que es) ya que esto siempre ha sido así en la historia de nuestra especie en todo el planeta. Pero no solo la crueldad es algo que siempre ha estado, también los modos de pensar que están detrás de ella funcionan en todas las época y lugares.


Examinemos a Quijote y a Andrés desde los conceptos que nos propusimos aclarar:

Don Quijote es un hombre viejo que sale a la llanura a tener aventuras según los mandatos de la orden de caballería, él no espera que se le llame o que los problemas vengan a él sino que los busca y los intenta solucionar; él es un aventurero, y aventura viene del latín ad-venturam (lo que va a avenir), dirige todos sus esfuerzos para arreglar conflictos —si es posible haciendo la guerra —: los problemas del hombre el mismo los debe solucionar y debe esforzarse por ello, es decir, actúa desde un racionalismo antropológico (antropocentrismo).


Andrés es un muchacho de quince años que trabaja para un villano cuidando cabras. Este amo no le paga y lo maltrata como quiere, sin embargo, Andrés solo se deja maltratar. Él espera que sus problemas se solucionen por algo externo a él, por eso pensó que Don Quijote lo iba a salvar de su amo e iba a dársele justicia; pero no. Andrés es un niño campesino, por ende, débil y miserable, lo único que le queda es esperar que las cosas mejoren, ser un pro-vidente que significa “ver lo que va a pasar”: los problemas del hombre únicamente los puede solucionar algo ideal, ya sea Dios, un héroe o cualquier otra cosa trascendental, esto se llama racionalismo teológico.


Llamo racionalismo al antropocentrismo y al teocentrismo porque desde una construcción racional interpretan y construyen la realidad, pero estas dos maneras de vivir son irracionales porque no funcionan en la realidad, en el orden operatorio humano.

Y ¿quiénes no funcionan el orden operario humano? ¿Quiénes no son compatibles con la realidad? : Los idealistas (el loco y el ignorante).


Los idealistas son aquellos que crean una realidad falsa que es alternativa, inexistente e inhabitable para evitar vivir en la realidad:


El loco es aquel que hace un uso inadecuado de la razón, ya que se daña a sí mismo y a los demás por no actuar de modo compatible con los parámetros de la sociedad, no actuando cuerdamente, por ejemplo: los campos de concentración que actuaron sin cordura pero de una forma razonada, produciendo un genocidio con conocimientos de vanguardia en ingeniería y medicina; o el Quijote, cuando se enfrenta al amo de Andrés y luego deja al muchacho a su suerte, desconociendo que el honor de la palabra no funciona en la realidad, y que sus actos producen más daño que bien en el mundo (porque su realidad ideal no funciona como la realidad material).


El ignorante es el que desconoce el funcionamiento de la realidad y por eso tropieza con ella todo el tiempo; habitando una realidad en la que nada le funciona y todo le sale mal, como a Andrés, que ni quejándose con Quijote ni sometiéndose a su amo se sale con la suya. Además, el providente desea la solución de todos sus problemas pero cuando le llega una oportunidad de cambio, prefiere su miseria por no requerir esfuerzo, por miedo a lo desconocido “es mejor diablo conocido que diablo por conocer”.


Confunden la Fantasía con la Realidad y por eso son incompatibles con el orden operatorio humano; con el mundo.


A los idealistas locos, los que usan una razón incongruente con la realidad, se les confiere más libertad que a los cuerdos —como dijo Erasmo en el Elogio de la locura— pudiendo actuar como una persona cuerda no lo haría, por ejemplo: Quijote puede acercase al amo de Andrés y amenazarlo porque es un loco, muy violento, sin que él le responda en el código normal sino el del suyo, porque en este código se pueden decir cosas que no se podrían decir normalmente; dándose una suspensión de la ley legalmente, como también sucede en el juego y en el fuero.


El loco puede vivir hasta cierto punto por fuera de la ley tanto porque es un loco, porque los locos muchas veces son peligrosos, como es alguien ridículo.


Los idealistas son ridículos y por eso en la realidad no se les toma en serio “al contrario de lo que sucede en sus fantasías”, son sujetos en los que recaen los hechos cómicos. Estos hechos se construyen sobre la dialéctica de lo que las cosas son (realidad) y lo que esperamos de las cosas (expectativas), por eso son risibles los idealistas, porque jamás logran cumplir sus expectativas tropezando con la realidad; siendo ridículos: que son los sujetos que se comportan por debajo de lo normalmente establecido —subnormales indefensos (hasta que locos como Quijote se ponen agresivos) —.


Estas personas que habitan en la fantasía son intervenidas por la parodia con la tensión entre aventura y providencia, antropocentrismo y teocentrismo y entre realidad y fantasía, estas personas parodiadas son objeto de una imitación burlesca de un referente serio, como los son las vidas de las personas y sus modos de vivir.


Así interviene la tensión entre aventura y providencia en el episodio de Andrés, como una parodia a los que viven en la fantasía —los idealistas—, los que son incapaces de vivir en la realidad, los ridículos; Porque este mundo es y siempre ha sido un mundo de ladrones, asesinos, violadores y mentirosos, eso es la normalidad y quien no pueda vivir así es alguien loco o ignorante, ¿cómo se puede vivir decentemente en un mundo en el que las virtudes caen como cae Don Quijote cuando lucha contra los molinos?


Como hizo Cervantes y muchos otros, disimulando. Conociendo cómo funciona la realidad, las personas pueden adaptarse a las exigencias del status quo y vivir, sobrevivir siendo prudentes y discretas, más no inocentes como los ignorantes o suicidas como los locos. Evidentemente no basta con conocer la realidad y dejarse por ella, porque el orden oprime tanto al que disimula sabiendo como al ignorante que no sabe; vivir decentemente dentro de un mundo pendenciero requiere violar la ley con la razón, la que actúa desde la realidad y no desde lo ridículo. Jugar con la realidad racionalmente viviendo lo más libre que se pueda en el mundo y no en la fantasía.


Bibliografía

Cervantes Saavedra, Miguel. Don Quijote de la Mancha. Barcelona: Alfaguara, 2015.

Maestro, Jesús G. Introducción al Quijote. Nueve criterios para interpretar el Quijote. 26 de 05 de 2015. video. 2 de 09 de 2016.

Stirner, Max. «El único y su propiedad.» 1845. http://sovmadrid.cnt.es/. Documento. 01 de 09 de 2016.

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